Las estadísticas locales muestran que la cantidad de divorcios aumenta cada año, que la incidencia de los matrimonios es cada vez menor y que la edad promedio en que los cónyuges contraen matrimonio es cada vez más elevada. ¿Cómo ha sobrevivido la institución del matrimonio a estos vertiginosos y cambiantes momentos socio-culturales? ¿Dónde han quedado la antigua y predeterminada claridad de los roles?. Según Lazarus, un prestigioso terapeuta, comprendiendo algunas de las creencias típicas que suelen rondar la mente de las parejas en conflicto, es posible sembrar el terreno para una más exitosa relación de pareja.
Lazarus, recopilo una serie de mitos o creencias erróneas que estaban causando una influencia negativa e incluso rupturas en muchas parejas. Estos mitos maritales son errores cognitivos (en la forma de pensar) que pueden afectar desfavorablemente a los integrantes de la pareja provocando afecciones biológicas (ej. Ulceras o tensiones severas), en las sensaciones (ej. falta de deseo sexual), en las percepciones (ej. visión negativa del futuro), en las conductas (ej. fatiga) y en la vida social (ej. aislamiento en la pareja o repercusiones negativas en la vida laboral).
A continuación señalaremos y debatiremos algunos de los mitos más comunes con los que podrá sentirse identificado.
Mito I: Marido y mujer deben ser los mejores amigos
La estructura del matrimonio se superpone a la amistad, pero el matrimonio es compartir íntimamente mientras que la amistad supone compartir la intimidad. En el matrimonio la cercanía física continua y las responsabilidades compartidas hacen que sea necesario mantener alguna reserva emocional. Diríamos que en la amistad la relación ideal implica compartir desde la A hasta la Z, mientras que en el matrimonio es suficiente con hacerlos solo hasta la W.
Mito II: El amor romántico crea un buen matrimonio
Aquellos que esperan que el matrimonio sea una prolongación del éxtasis del enamoramiento, entonces se sentirán notablemente decepcionados con lo que luego muestre la realidad. El matrimonio implica por tanto un gran aprendizaje en el afán de construir un “capital en común” de hábitos, actos y experiencias que resulten en una aceptación mutua sin falsas esperanzas de un ideal romántico.
Mito III: Marido y mujer deberían hacer todo juntos
El mito de la unión total (tortolitos que van juntos a todos lados) provoca inevitablemente una sofocación emocional. El siguiente esquema representa un excelente matrimonio en términos de actividades compartidas, ya que incluye entre un 75 u 80 % de actividades en común, dejando un espacio restante para permitir el crecimiento individual y la esencial privacidad.
Mito VI Debes hacer feliz a tu pareja
Es necesario que cada miembro de la pareja se haga cardo de su propia gratificación personal para aumentar así la probabilidad de que la vida en general y el matrimonio en particular resulten satisfactorios. No es cosa de nuestra pareja (ni de nadie más) el hacernos felices. Sin embargo tampoco debemos permitir que nuestra alegría y vivacidad se socave debido a una interacción negativa o cargada de reproches.
Mito VII Los que quieren de verdad adivinan lo que el otro piensa y siente.
Muchas veces los amantes creen que existe una especie de telepatía mediante la cual el otro cónyuge “debería saber”. Esto perjudica enormemente el vínculo ya que, al no comunicárselo más explícitamente, es factible que el otro cónyuge no sepa, generando frustración o decepción en su amado, quien espera una actitud diferente. Si bien con el tiempo aprendemos acerca de las reacciones del otro, muchas veces interpretamos los sentimientos y pensamientos ajenos de manera inadecuada, generando roces que desgastan el vínculo. Es recomendable limar estas asperezas dando y pidiendo más información. La clave esta en aprender a decir lo que uno siente en vez de esperar que el otro lea su mente.
Ingredientes básicos…
Siguiendo los hallazgos de Lazarus vemos que los matrimonios exitosos han construido su relación basada en los siguientes componentes:
- Aceptar los espacios mutuos y espacios de libertad personal.
- Mantener el afecto conyugal en vez de penar por la pérdida del éxtasis romántico inicial.
- Evitar las lecturas de mente e interpretaciones de la conducta del otro.
- Mantener una unidad negociada tanto en la convivencia, en las metas y en las actividades.
Para que la pareja perdure, es necesario que existan cualidades como ser: amabilidad, consideración, comunicación, ajuste armónico a los hábitos de cada uno, participación conjunta a varias actividades, consenso en los valores o temas primordiales, reciprocidad y respeto mutuo.
Recomendamos leer el texto de Lazarus Marital Myths: Two Dozen Mistaken Beliefs That Can Ruin a Marriage (or Make a Bad One Worse)